viernes, 14 de noviembre de 2014

Autoentrevista imaginaria de y a D. Luiggi, el Jueves 13 de Noviembre de 2014 (1).


(1) Alrededor del año 2000 / 2001 tuve la ocasión de hacerle una entrevista a Alejandro Dolina, en el sótano del café Tortoni, junto con mi amigo Valentín Fernandez. Se me había ocurrido una pregunta que me pareció ingeniosa, para la difícilisima responsabilidad de empezar el diálogo: “Si tuvieras que hacerte una entrevista a vos mismo… cual sería tu primera pregunta?”. “Esa justamente”, me contestó el inteligentísimo Dolina sin pensarlo más que algunos segundos; “Me preguntaría a mi mismo: si tuviera que hacerme una entrevista, cual sería mi primera pregunta”… “ Y que te responderías?”, le pregunté alcanzando a enganchar con el engranaje de la conversación, pero ya viendo como me había hecho algo así como un jaque mate en dos movimientos: “bueno, justamente, me respondería de esta misma manera”, dijo.

--- Por qué decidiste incluir la fecha en el título de la entrevista?

   Bueno, creo que ya viví suficiente tiempo como para darme cuenta de que el pensamiento serio es evolutivo. Es muy probable que dentro de algún tiempo, sea mucho o poco, ya no piense lo mismo que hoy, o por lo menos no exactamente lo mismo. Por eso es tan importante la fecha. A partir del siglo veinte pareciera que ya es muy difícil pensar sin la clave de que el hombre es una entidad espacio-temporal y que los dos conceptos de espacio y de tiempo no se pueden separar sin perjuicio. Pongámosle que hoy es 13 de Noviembre de 2014 y que además estoy en una casa de la localidad de San Antonio de Areco.

--- Cómo es que llegaste a dedicarte al oficio de la construcción de instrumentos?

   Pienso que yo generé una relación muy estrecha con la guitarra desde muy chico. Pienso más arriesgadamente todavía: que no podría prescindir de la guitarra por mucho tiempo sin resultar dañado profundamente, digamos un año, dos. Tengo el recuerdo de que alrededor de los catorce o quince años, un verano salimos de vacaciones con mi familia, y yo que hacía pocos años que tocaba la guitarra tomé la decisión de no llevarla de viaje, porque ocupaba mucho espacio y todo ese tipo de consideraciones. Ese suceso me marcó mucho, puedo decir que ese mes sufrí la ausencia del instrumento como nunca, cuando volví a mi casa lo primero que hice fue sacar la guitarra de la funda. Ya como a los dieciocho o diecinueve años, varias personas me decían que se sorprendían de no verme con la guitarra colgada a la espalda, si por algún motivo no la había llevado al lugar adonde iba en cada caso. Los que me conocen saben que es totalmente cierto.
   Supongo que lo de construir guitarras tiene algo que ver con eso. Si como dice Spinetta, un día explota la neutrónica y zafamos muy pocos, voy a tener que saber como construir yo mismo una guitarra por razones de supervivencia…

   Obvio que esto no es totalmente verdad a nivel histórico, personal, pero se inscribe dentro de la categoría de los falsos recuerdos de infancia, como los descritos por Salvador Dalí en su autobiografía secreta.

   El hecho concreto de que me haya dedicado al oficio de construir guitarras tiene algún sentido como manera de vivir. El trabajo de taller ofrece la posibilidad de ganarse el sustento básico sin poner en juego la propia dignidad, y logrando una disciplina espiritual en el trabajo. Esto no es siempre intrínsecamente así, hay que lograrlo. Hay que pensar que el bebedor no es cualquiera que se toma unas cuantas botellas de alcohol, sino el que puede hacerlo sin tocar fondo y saliendo ileso. El oficio de luthier tiene algo similar, hay que saber hacer una guitarra y salir ileso, y aunque de afuera no parezca, es algo muy difícil de lograr. Ahora, como negocio, digamos como emprendimiento comercial, se puede decir que es malísimo.

---Por que?

    Cualquiera que haya pensado con detenimiento en la economía puede entender que llevar adelante un trabajo de tipo productivo en la Argentina de esta época es una locura. Es más, esto trasciende incluso la situación del país y hasta de la época: todos viven de los que trabajan, que son pobres. Es mil veces más fácil y rentable hacer un negocio, con el mínimo riesgo y responsabilidad, y el máximo rédito económico. Ahora, hacer un negocio implica a veces relacionarse con cosas muy bajas, y esto tiene un costo a otro nivel, pongámosle existencial. No hay que ser fanático ni fragmentario, la economía no es todo en la vida. Incluso las cosas más importantes no se consiguen por medio de estrategias de tipo económico a nivel dinero. Después, claro, hay otro concepto de la economía más abarcativo, entendido como economía biológica de la naturaleza, pero ese es un asunto aparte.
   Hace poco tiempo me decía en una charla mi amigo el artista Nacho Soneira, que un pintor muy conocido (y acá asumo la ignorancia de no acordarme quien era) decía que la vida del artista es como un bosque frondoso, y que cada cuadro que el artista pinta es un árbol que se tala irreversiblemente en el bosque. Relaciono lateralmente esto con que el único capital real del que se dispone en la existencia es el tiempo, y construir una guitarra demanda mucho tiempo. Si se toma esto en consideración, se pague lo que se pague nunca va a ser buen negocio.  Desde el punto de vista administrativo, vivir de un trabajo productivo es como mantener un ambiente iluminado prendiendo un fósforo atrás de otro. Se puede decir que es una locura, por muy buenos que sean los fósforos. Mientras que hacer una transacción de tipo comercial no implica necesariamente el tiempo de vida del que se beneficia con las ganancias.

---Pero entonces, se puede ser feliz desarrollando un oficio como este?

   El problema ético de la felicidad tiene una clave: no dejarse alienar por los objetivos. Esto implica haberle dado una vuelta de 360 grados al problema ético existencial para redundar en un concepto, relacionado a que la vida trascurre en momento presente. Si se le da más importancia a como se hacen las cosas que al hecho de terminarlas, ya se tiene medio problema resuelto. Los objetivos funcionan solamente como ideas regulativas para organizar todas las acciones individuales  y unificarlas.
   Llevado al taller, esto implica ser intransigente con los procesos de fabricación de un instrumento, no puede haber ninguna parte del instrumento que se desarrolle en base a sacrificio o sufrimiento, en un ambiente feo o insalubre o incómodo. Por eso creo que no se puede trabajar con la presión del trabajo comprometido de antemano, a pedido. Implicaría darle más poder al cumplimiento del objetivo que a la manera como se hacen las cosas.
   Esto se relaciona también con la idea de tratar de prescindir al máximo posible del uso de maquinaria. Estoy trabajando en eso, desarrollando procesos manuales para piezas que ya tenía resueltas mediante el uso de máquinas. Construir una guitarra no vale la pena el ruido de las máquinas, no vale la pena los árboles que se talan ni vale la pena tampoco la salud del constructor o cosas como dejar de prestarle atención a los hijos. Menos todavía, toda la parafernalia de cosas puestas en movimiento para traer, por ejemplo, materiales que viajan miles de kilómetros, pasan por cientos de procesos burocráticos y pagan decenas de impuestos de aduana. Ninguna cosa “vale la pena” en el trabajo productivo o industrial, en el sentido de justificar un sacrificio o algo desagradable o destructivo por una finalidad que se cree (dudosamente) buena. Si se entendiera esto y se aplicara, creo que la vida en general sería mucho más linda para todos.  “Hay que impedir que juegues para el enemigo” ya que estábamos nombrando al flaco.

--- Claro, pero mientras uno desestima los objetivos, se van acumulando las deudas y hay que pagarlas igual. Como haces para compatibilizar estas dos cosas?

   Asumo la responsabilidad del místico: trato de que una grieta en el revoque de la pared no se adueñe de mi persona. Al que está dispuesto a entregarse, enseguida lo domina la crecida del pasto, la llegada de los impuestos, el índice de inflación.  Pero claro, tampoco se puede dejar que todo se destruya: ahí está el nudo del asunto, en como se sale intacto caminando sobre cuchillos. (((Hace algunos años escribió mi amigo Ismael Rabendo en una canción: “mientras tanto la comida y otras mitades… tratan de herirme en lo intacto pero esa es mi proa”))). Yo creo que todos los que aspiramos a la dignidad somos un poco fakires, como en la canción de Masliah. En definitiva creo que tiene que ver también con uno de los meollos de la filosofía, como llevar adelante la idea regulativa de que el Yo es una entidad estática que permanece intacta mientras todo alrededor cambia de manera peligrosa todo el tiempo. Esto tiene alguna relación con lo que se llama la dinámica de las mutaciones en la filosofía oriental, y puede llevar a un punto de contacto entre el pensamiento de las dos latitudes terrestres: que la disciplina del espíritu para resolver este tipo de problema está estrechamente relacionada con la “impecabilidad” de Juan Matus.

---Pensas que esta manera de organizar las cosas puede llevarte al éxito?

   El éxito personal es una cosa muy poco seria para cualquiera que se comprometa a fondo con el pensamiento. No hay que pensar mucho para darse cuenta de que el éxito individual es algo sin asidero, inconducente, que no sirve para nada. Sobre todo porque el éxito implica intrínsecamente la derrota de los otros, y esto atenta de lleno contra el concepto de comunidad. Mientras el ser humano desestime la idea de que hay cosas que solamente pueden alcanzarse mediante un concepto de comunidad que excede el éxito individual vacío, se va a permanecer muy bajo. Por eso también este tema hace un link hacia el problema del uso de máquinas: los procesos maquinados están relacionados de manera muy estrecha con la lógica de la acumulación y la carrera de la competitividad.

---Pero hablás de comprometerse con los objetivos comunitarios y a la vez tu propuesta de vida consiste en permanecer trabajando solo en un espacio que te garantiza algunas comodidades; no sería más lógico pensar que el trabajo por objetivos trascendentes implica ir a meterse de lleno donde están los problemas de los otros?

   Bueno, yo soy de los que creen que uno tiene la responsabilidad de hacerse cargo de algún objetivo trascendente que quizás le está predeterminado; ahora, cual es, es algo muy difícil de saber, hay que beber del río Mnemósine. Siempre es mucho más fácil alienarse en objetivos pseudocomunitarios o políticos que no sirven para nada, creyendo que se hace algo mientras se está cada vez más lejos de lograrlo. De repente está el error de creer que el compromiso social tiene que ver con volverse un mártir o un líder; cuando por ahí se trata de algo mucho más sencillo y menos egocéntrico.
   Una vez una persona que había tenido experiencias de vida muy intensas y oscuras me dijo: “antes yo pensaba que había que cambiar el mundo; después me di cuenta de que hacer cosas para embellecerlo ya es bastante”. Claro que yo en ese momento no entendí la verdadera dimensión de lo que me estaba diciendo, pero con el paso del tiempo entendí que a lo mejor hay una ecuación individual que uno puede hacer, y que implica dar mucho más beneficio que perjuicio, en todos los aspectos de la vida. Para poner un ejemplo supongamos que yo para construir una guitarra hiciera 8 horas de ruido diario, contaminara el aire con lacas o residuos tóxicos, o explotara gente, seguramente que esa ecuación no estaría funcionando. Ojo, hay que prestar mucha atención y pensar muy a fondo, porque todas las situaciones lamentables que vivimos suceden en nombre de nadie: es la sumatoria del descuido por premeditación o por omisión de todos juntos, implicando la falta de sensibilidad y el pensamiento tipo “brocha gorda”. Entonces, y yo en esto sigo el pensamiento de los antiguos, el mal se hace principalmente por ignorancia y por falta de atención.  La única solución a este asunto depende de cuestiones relacionadas con la autenticidad del ser, que es algo que en definitiva no tiene nada que ver con cuestiones de orden socio-económico.

---Como última pregunta: que esperas de esta entrevista?

   Que no me la copie la gente de guitarras Antonio Lagos, como hicieron con todo lo que escribí para mi sitio web anterior…

5 comentarios:

  1. jajajja genial la idea y la entrevista, pero el remate es un gesto de poesia!

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  2. Magnífica entrevista, y excelente el trabajo de luthier que realizas.
    Si fuera posible me gustaría conocer también el sitio web anterior a este que mencionas.

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    1. Hola aptc, gracias por el comentario, me alegro de que te haya gustado el blog.
      El sitio web anterior lo di de baja hace dos años, tenía la dirección luiggiluthier.com
      En ese sitio yo subía muchos atículos técnicos sobre luthería y sobre los procesos de fabricación de la guitarra, que escribí durante varios años para El Ojo del Músico y otras revistas similares. Muchos de estos artículos los podés encontrar todavía hoy citados en diferentes sitios web sobre guitarra clásica.

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  3. Amigo, ando en esa de hacer cuatros aquí en Venezuela, que se me hace difícil encontrar madera y los accesorios como cuerdas y clavijas por lo que estamos viviendo, pero hago el esfuerzo para sobrevivir.
    Te felicito por esos cuatros asombrosos que haces, eres un campeón, quisiera escucharles el sonido. Eres grande, que la Tierra te dé larga vida para que continúes dándole existencia a la madera con tu arte.

    Saludos y feliz año 2018.

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    1. Estimado Jose, gracias por tu comentario. Te aseguro que es muy valioso para mi, en esta epoca en la que creo que todos los que tratamos de hacer algo dando lo mejor de nosotros, nos sentimos de una u otra manera como nadando en contra de la corriente.
      Hare lo posible por subir una muestra de sonido de algun Cuatro en cuanto pueda.
      Espero que sigas adelante con la construccion de tus Cuatros. Realmente no se si yo podria facilitarte algo desde aca, pero en caso de que asi fuera puedes escribirme a la direccion de correo que aparece en este mismo blog.
      Saludos y Feliz 2018!

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